Aprende a educar sin gritar. Educa en positivo, sin gritos ni castigos

¿Te has sentido alguna vez perdido o frustrada en la educación de tus hijos? ¿Tienes dudas respecto a cómo actuar en situaciones relacionadas con su comportamiento?  Son sentimientos totalmente normales porque educar no es una tarea sencilla. Posiblemente a ti te hayan educado de una manera que no concuerda del todo con tu forma de pensar y te gustaría desarrollar tu propia forma de educar a tus hijos.

¿Se puede educar sin gritar?

Sí. Educar sin gritar no quiere decir que nunca, nunca, nunca jamás se te escape un grito. Sino que desarrolles habilidades y estrategias que te permitan educar de una forma positiva, dejando atrás gran parte de esos gritos y trasformándolos en comprensión, paciencia y estrategias efectivas para educar sin perder los nervios.

Las primeras clases te ayudarán a abrir los ojos y transformar tu manera de entender a los niños para que seas capaz de tener presente que son personas de pleno derecho y que, igual que tu, se equivocan de vez e cuando. Siempre explico que el objetivo de esta formación no es reducir los gritos a 0, porque puede haber situaciones que nos desborden o sea la única forma de actuar (imagínate a tu hijo a punto de cruzar la carretera!). Educar sin gritos significa que nuestra manera de relacionarnos y de educar no se basa en los gritos y los castigos.

¿Por qué educar sin gritar?

Los gritos y castigos pueden conseguir que, momentáneamente tus hijos te hagan caso pero no producen cambios duraderos en el comportamiento de los niños; por eso los padres que gritan y castigan tienen la sensación de que tienen que repetir las cosas una y otra vez. Las estrategias para educar en positivo ofrecen pautas para educar sin tantos gritos y castigos.  Una vez aprendas estas estrategias podrás educar a tus hijos con firmeza y cariño, ayudándoles a interiorizar unas pocas normas adecuadas a su edad con calma, ternura y comprensión.

¿Qué beneficios tiene educar en positivo?

Los estudios científicos han demostrado que los gritos y los castigos pueden dañar la autoestima del niño y provocar más comportamientos negativos, como que ellos sean los que griten a sus amiguitos o incluso a sus padres y hermanos. Distintas investigaciones también han demostrado que educar sin gritos y castigos, utilizando la empatía, las normas y el refuerzo positivo ayuda a los niños a aprender más rápido y contribuye a una mejor autoestima. En otras palabras, educando en positivo, tus hijos te harán más caso, aprenderán antes las normas que les quieres enseñar y se sentirán mejor.

Por Álvaro Bilbao. Autor de El cerebro del niño explicado a los padres.

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